jueves, 30 de diciembre de 2010
Una nice story. El Taller de Marketing de la UPF
martes, 21 de diciembre de 2010
Make your brand about hapiness
Hoy estaba comiéndome un sandwich en el aeropuerto de Amsterdam y un grupo de músicos y cantantes nos han obsequiado con una fantástica versión de una conocidísima canción de Navidad que no recuerdo. Y es que sí, la Navidad, personalmente, me encanta. Pero lo que quería decir no va de eso...
Esos momentos de delicada música en el aeropuerto me han hecho pensar en como "la felicidad" podría ser el valor central de muchas (o pocas) marcas. Intentar hacer feliz a tu gente, a tus consumidores, seguro que funciona bien y hace un mundo mejor. Coca Cola lo ha entendido siempre a la perfección y éste valor creo que es el centro de la empresa. Pero podrían haber muchas más Coca Colas. Empresas, marcas, que pusieran el foco en la felicidad de sus consumidores y que obtuvieran a cambio el cariño y los €€ de ellos. Seguro que sería un negocio rentable...
En fin, Bon Nadal a tots!
domingo, 12 de diciembre de 2010
La marca definida como bien público
Paralelamente a las marcas comerciales y personales (muy de moda actualmente), nos encontramos con las marcas definidas como bien público, es decir, marcas propiedad de todos los que forman una sociedad en concreto. Me refiero a la marca de un país, una ciudad, un pueblo, una región, un barrio, unas montañas, una costa.
Personalmente, algunas de las que me gustan más como están haciendo las cosas son: Shanghái, 22@, Dubrovnik, Girona, Silicon Valley, The Swiss Alps, etc etc etc. Por citar algunos. Otras, cómo Barcelona, han hecho un buen trabajo, pero deberían que vigilar de cerca cómo se está construyendo su futuro, y el impacto de visiones, como la de Alejandro González Iñárritu en Biutiful, tienen en ella.
A la vez, otras marcas, bastante cercanas, están en situaciones mucho más complicadas debido al mal enfoque y trato que se les está dando. Ejemplos como gran parte de las costas mediterráneas (Blanca, Daurada, Brava etc) o países como Andorra, nos deberían hacer pensar en las consecuencias de haber explotado un modelo de negocio de bajo coste, poca calidad y mucha cantidad. Estas marcas están inmersas en una especie de carrera sin fin hacia la masificación, la reducción de costes y precios, y la destrucción de sus activos naturales más importantes. Y muchos se pregunta actualmente: ¿Y ahora qué? Pues ahora tocan tiempos complicados. La crisis reduce lógicamente las rentas de las clases medias, y éstas (inglesas, alemanas, catalanas, españolas etc) ya no pueden irse cada fin de semana a la costa o a esquiar.
En consecuencia, un modelo donde todo gusto por la estética urbana y por el respeto al paisaje, a las personas y a la cultura, ha sido omitido vilmente, está en una posición mucho más débil que un modelo donde se haya primado la construcción de una marca de calidad y no de cantidad. El corto plazo ya no sirve, porque ahora ya no da dinero.
Y es que realmente éstas son preguntas muy importantes. ¿Qué queremos ser como ciudad, pueblo, país, valle, calle, región? ¿Qué turistas, empresas, ciudadanos, familias, políticos, queremos atraer? ¿Cómo queremos ser percibidos? ¿Cómo vamos a generar riqueza? Y sobre todo, ¿Es este modelo sostenible en el tiempo?
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